El trabajo con el coreógrafo Aleix Mañé fue todo un placer. Aleix Mañè Sáez ganó el concurso coreográfico internacional de Milwaukee Ballet, “Génesis”, en 2019. El premio incluía un encargo para crear una segunda obra para estos bailarines en 2020. El confinamiento por el COVID llegó durante los ensayos finales y Mañè Sáez y los bailarines han esperó más de dos años para llevar su trabajo a una audiencia. 

Esta inspirado por la valentía de un amigo diagnosticado con una enfermedad terminal. Su obra es dramática y profundamente sentida. Pide, como decía, todo a los bailarines, y en este caso, especialmente a su protagonista, creada para Lizzie Tripp que le hizo toda la justicia al papel. Incluso de pie, ella era fascinante.

El título proviene de la composición musical Sixth Breath, The Last Breath del prolífico compositor italiano Ezio Bosso, quien murió en 2020 a los 48 años de una enfermedad degenerativa de varios años. Entre muchas otras cosas, compuso música para ballets.

El baile comienza con Tripp sentada en el suelo bajo un foco tenue, de espaldas a nosotros, carne visible, tocándose el pelo con un movimiento mínimo, escuchando largamente una grabación de una mujer cantando un poderoso lamento español. Luego comienza la música de Bosso. Una compañía de bailarines sombríos aparece en la oscuridad a su alrededor. Son la vida que sabe que perderá. Con intensa participación, es testigo de una pareja, Annia Hidalgo y Davit Hovhannisyan en la noche de apertura, bailar su amor en una pareja asombrosa, con cadenas de ascensores que nunca he visto. Tripp, agobiado por el dolor, hace un solo tranquilo y embrujado. Luego otros vienen a ayudarla a recuperar una nueva vitalidad. Conduce a un momento de luz blanca cegadora y una especie de baile extático que encontré completamente convincente.